Apenas crucé el umbral de la Estorick Collection of Modern Italian Art de Londres, en una clara mañana de junio, percibí un silencio que parecía ir más allá del recogimiento habitual de un museo. Un silencio denso, cargado de presencias invisibles. Así comenzó mi inmersión en el universo poético e inquietante de Claudio Parmiggiani, protagonista de la primera exposición institucional en el Reino Unido.
La giovinezza è felice perché ha la capacità di vedere la bellezza. Chiunque sia in grado di mantenere la capacità di vedere la bellezza non diventerà mai vecchio.
(Franz Kafka)